Desastre en el Territorio de la Minería en Minas Gerais

2019-02-13

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Desastre en el Territorio de la Minería en Minas Gerais

Haruf Salmen Espindola[i]
Diego Jeangregório Martins Guimarães
Iesmy Elisa Gomes Mifarreg

 

En Brasil, el 25 de enero de 2019, ocurrió la rotura de la presa de desechos de mineral de hierro de la compañía Vale S/A, en la localidad denominada Córrego do Feijão, en el Municipio de Brumadinho, en la región metropolitana de Belo Horizonte, capital del Estado de Minas Gerais. La Mina do Feijão explorada por Vale era parte del Complejo de Paraopeba, constituido por 13 estructuras utilizadas para la extracción de mineral de hierro, cuya participación correspondía al 7% de la producción de la empresa en 2018. El complejo minero de la mina de Córrego do Feijão contaba con siete presas de desechos, siendo que aguas abajo de la presa que se rompió había una situación completamente atípica frente a las normas técnicas en vigor e, inclusive al sentido común. Las infraestructuras construidas, para el funcionamiento de los sectores administrativos, comedor, oficinas de mantenimiento, terminal de cargas y la pequeña red ferroviaria, estaban instalados justo abajo de la presa de desechos.

La presa que se rompió, construida en 1976, almacenaba 12 millones de metros cúbicos de desechos. El tipo de relieve y las estructuras construidas facilitaron el rápido desplazamiento del desecho pastoso que todo cubría y al mismo tiempo no ofrecía ruta de fuga. Las imágenes de la rotura y de la distribución y dispersión del denso lodo cubriendo todo no dejan duda de que se trató de una tragedia anunciada. El 10 de febrero, la Coordinadora Estatal de Defensa Civil de Minas Gerais ya había contabilizado 165 muertos, estando aún desaparecidas 160 personas, de las cuales 38 eran trabajadores de Vale y 122 empleados de empresas tercerizadas o residentes de la localidad. Este evento tiene la particularidad de ser el mayor "accidente de trabajo" en la historia brasileña.

El gran número de muertos generó una gran conmoción, con rápida y amplia cobertura de la prensa nacional e internacional, generando una multiplicación de imágenes de fuerte impacto en el público. El diario español "El País" publicó un artículo cuyo título hacía un juego de palabras con el nombre de la empresa responsable del desastre, diciendo "Brasil: la tragedia vuelve al valle de la muerte" (2 de febrero de 2019). Los periódicos como el norteamericano New York Times evidenciaron el número de muertos en la tragedia y dieron amplia cobertura sobre el área y extensión del desastre. Otros periódicos internacionales también transmitieron noticias sobre la rotura, tales como el diario argentino Clarín, el británico The Guardian, entre otros.

El desecho pastoso se movió mucho más lento comparado con lo que sucedió con el lodo de desechos de la represa de la minera Vale / BHP / Samarco, en la cuenca del río Doce. Se resalta que en los primeros diez días el compromiso de la prensa se mantuvo intenso y continuo, principalmente enfocado en el trabajo del Cuerpo de Bomberos. Diversas personalidades se pronuncian públicamente sobre la tragedia y las muertes, con críticas a la actividad minera, a la legislación ambiental y a los mecanismos de fiscalización. El número de muertes cubrió otras preocupaciones ambientales que tuvieron bastante evidencia en el desastre que afectó al río Dulce. Parece que la extensión del desastre en el río Doce, la rapidez del desplazamiento del lodo, el perfil socioeconómico de los que murieron dejó en segundo plano las muertes humanas. En el caso de Brumadinho parece que los factores inversos a los mencionados y el gran número de víctimas han concentrado la atención en las muertes humanas. Son cuestiones polémicas, pero que también deben ser consideradas en el análisis de desastres socioambientales.

Vale se pronunció de inmediato lamentando lo ocurrido que llamó "accidente" y se dispuso a comprometer esfuerzos en el socorro y apoyo a los afectados. Sin embargo, lo que las imágenes de la prensa mostraron era la acción del poder público, por medio del Cuerpo de Bomberos, Política Militar, Defensa Civil y Servicio de Atención Móvil de Urgencia (SAMU). En el primer momento, el desastre movilizó a los recién electos gobernador del estado de Minas Gerais, Romeu Zema; y el Presidente de la República, Jair Bolsonaro. Interesante la repetición del fenómeno observado en el desastre de la Vale / BHP / Samarco, en la cuenca del río Doce: diputados, concejales, alcaldes y otros agentes políticos tuvieron protagonismo nulo. También la semejanza se repitió en relación al comité de la cuenca hidrográfica, principalmente si consideramos los impactos significativos para el ambiente y para las miles de familias de las ciudades y comunidades ribereñas en los dos casos. Por ser el mayor "accidente de trabajo" de la historia de Brasil, se puede afirmar que también fue apática la actuación del sindicato de los trabajadores.

En relación a la acción de los órganos ambientales y decisiones judiciales, se repitió la multiplicación de multas millonarias y bloqueo de cifras aún mayores. Con las críticas de los comentaristas de los canales de televisión, el gran público pudo tener conocimiento de qué multas fueron respondidas: se pudo observar que de todas las multas, Samarco pagaba sólo una, dividida en 60 meses. El 29 de enero fueron arrestados dos ingenieros de la empresa de auditoría alemana TÜV-Süd, que firmaron los informes que certificaban la estabilidad de la presa, además de tres funcionarios de Vale involucrados en la concesión de licencias. Ellos fueron liberados días después por la justicia. A medida que pasaron los días, surgieron comprobaciones de que había conocimiento de que la presa podía romperse, además de indicios de que la empresa habría contribuido a ello. El 11 de diciembre de 2018, el Consejo Estatal de Política Ambiental (Copam), con posición favorable de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Minas (Semad), aprobó la licencia para que la empresa ampliase la capacidad productiva en la Mina Córrego do Feijão, incluso el aprovechamiento del mineral de hierro fino que se encontraba mezclado con los desechos.

Si comparamos el Desastre de la Valle de 2019 en Brumadinho (MG) con el Desastre de la Vale / BHP / Samarco, del 5 de noviembre de 2015, en Mariana (MG), a pesar de las diferencias derivadas de las especificidades de la consistencia del lodo, de su desplazamiento , de la extensión del paisaje afectado, del número de muertos, etc., se encuentran comportamientos similares de los medios, de los agentes públicos, de las empresas y del comportamiento en relación a los riesgos e incertidumbres. En el desastre de la Vale, en Brumadinho, presenta un número de pérdidas de vida humana de forma inmediata mucho mayor, después de todo, en el desastre de 2015, murieron 19 personas. En cuanto a la extensión y los efectos socioambientales, el desastre de 2015 fue mayor, en función del volumen superior de rechazo y de su mayor licuefacción, además de las especificidades geomorfológicas. Las imágenes de los dos desastres, transmitidas por los diferentes medios, también presentan diferencias. En ese desastre la atención se concentró sobre las pérdidas humanas y las búsquedas en las áreas afectadas por los sobrevivientes y desaparecidos. En 2015, además de las imágenes de destrucción de Bento Rodrigues y el rescate de los muertos, ganaron visibilidad diaria las imágenes de los impactos causados a la fauna y flora de los terrenos afectados y del ecosistema fluvial y marítimo. También estuvieron muy presentes las imágenes sobre los conflictos causados en las ciudades por la falta de agua potable para el consumo.

o es la intención informar sobre los acontecimientos del desastre de Vale, en Brumadinho, ni compararlo con el desastre de Vale / BHP / Samarco de 2015. El objetivo es resaltar la necesidad de las Ciencias Humanas, particularmente de la Historia Ambiental, de abordar estos sucesos. En ese sentido, es necesario ampliar las investigaciones históricas sobre desastres, desde el advenimiento de la Revolución Industrial, pero principalmente a partir de la gran aceleración de la post-Segunda Guerra. La producción historiográfica, que transita entre una visión de progreso al enfoque culturalista de la nueva historia, pasando por la histórica crítica influenciada por el marxismo, necesita ser revisada, teniendo en vista que descuidaron la dimensión de los riesgos y el carácter de acontecimientos que eran desastres socioambientales, pero no recibieron atención.

El carácter antropocéntrico de la historiografía occidental consideró la superficie de la Tierra como el espacio para el avance de la historia humana, quedando como coadyuvante o simplemente olvidado las otras criaturas y el medio abiótico. Otra concepción es necesaria en el estudio de los desastres provocados por la actividad humana. Deben ser analizados como acontecimientos socioambientales que afectan no sólo a los seres humanos, a sus patrimonios, hábitats y actividades, sino que también afectan a otros seres, hábitats y hábitos. Los desastres socioambientales afectan a todos los cohabitantes que se encuentran en la extensión de la propagación de los efectos de los eventos relacionados directa e indirectamente con la ocurrencia desencadenante de los sucesos siguientes.

Es necesario considerar que son múltiples escalas, que van desde el impacto inmediato sobre determinada localidad al desdoblamiento indirecto y generalizado, no determinado localmente, de incidencia regional a global. Esta premisa es crucial para garantizar la observación de las diversas dimensiones fenoménicas de los desastres, en sus diferentes temporalidades, incluyendo las problemáticas ligadas al debate sobre riesgo e incertidumbre. Tres temas en particular deben ser considerados: (1) los actores y las relaciones de poder que surgen de la catástrofe; (2) las tensiones y conflictos que se establecen; y (3) proponer conceptos que ofrezcan herramientas analíticas que contribuyan a la investigación y, al mismo tiempo, en la formulación de políticas públicas para lidiar con riesgos y desastres. Los desastres son eventos que instauran nuevos contextos, desconocidos hasta entonces, inaugurando un tiempo nuevo, marcado de forma indeleble por el riesgo y el sentimiento de incertidumbre, o sea, por la dificultad en el presente y el miedo frente al futuro. Por lo tanto, las políticas públicas pueden beneficiarse de las investigaciones en el campo de la Historia Ambiental.

Los desastres deben ser tratados de forma integrada e interdisciplinaria, con atención especial para la reflexión teórica sobre el significado histórico y actual de términos como recuperación y restauración del medio ambiente, entre otros, que son movilizados por el Ministerio Público y órgano ambiental para cobrar de las empresas . ¿Qué es recuperar y restaurar cuando se refiere a los ecosistemas, habitas, hábitos y cohabitantes humanos y no humanos afectados por desastres socioambientales? En el caso de la escala, los que estudian los desastres socioambientales primero deben considerar que son sistemas técnicos integrados a sistemas naturales que se rompen y propagan sus efectos negativos por una determinada extensión, pero de formas diferenciadas, en función de la configuración geomorfológica, de la biota y de la ocupación humana. Sin embargo, en segundo lugar, se necesita otra escala para considerar que son intereses más generales o globales del sector económico o geopolítico neoextractivistas, el minero en este caso. El desastre puede convertirse en un buen negocio para los causantes, sin que sus efectos negativos puedan ser mitigados para los afectados. La planta industrial superada puede ser cerrada, aprovechando el discurso de evitar nuevos desastres. Por otro lado, la resistencia a atender las necesidades de los afectados se vuelve una cuestión de no abrir precedente o crear una jurisprudencia que va en contra de los intereses del gran capital extractivo.

Por la complejidad de los desastres socioambientales, se concluye por la necesidad de ampliar los debates y estudios, utilizando la interdisciplinaridad, en la cual la Historia Ambiental tiene una gran contribución a ofrecer. Esperamos con esta nota contribuir a que pueda haber una reflexión y concientización sobre la importancia de producir una historia ambiental de los desastres, que considere no sólo los hábitats, hábitos y habitantes humanos, sino los hábitats y hábitos de todas las criaturas.

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[i] Haruf Salmen Espindola es Doctor en Historia Económica por la USP; profesor del Curso de Derecho de la Universidad Valle del Río Doce - Univale y coordinador del Programa de Postgrado Interdisciplinario en Gestión Integrada del Territorio; también coordina en la Univale el Doctorado Interinstitucional con el Programa de Postgrado Interdisciplinario en Ciencias Humanas de la Universidad Federal de Santa Catarina - UFSC. Diego Jembregório Martins Guimarães es Máster en Gestión Integrada del Territorio por la Univale; profesor de Derecho Ambiental en Univale y miembro del Observatorio Interdisciplinario del Territorio del Río Doce; Iesmy Elisa Gomes Mifarreg es alumna del curso de Derecho de Univale, becario BIC-FAPEMIG. Los trabajos desarrollados cuentan con el apoyo de FAPEMIG.